Semana mundial de la lactancia materna

Poco voy a decir que no haya dicho ya, pero antes de contarles lo positivo que sigue siendo para mí la lactancia materna voy a colocar una foto de la sala de espera del registro civil de San Sebastián de los Reyes de la que me da vergüenza ajena: lactancia

Es real, sino pasen a comprobarlo. En un sitio público donde uno va a registrar una nueva vida, se «prohíbe», (aunque lo piden de forma mas suave pero no deja de ser una censura) alimentar a nuestros hijos. No lo entiendo, me he quedado de piedra y he recordado que cuando fuimos a inscribir a Samu, hace más de dos años ya estaba. Ah! si se fijan bien hay una nota agregada al pie, donde «aclara» que se refieren a no dar de mamar dentro de los despachos, como si pudiéramos pedirle a nuestros hijos recién nacidos que «se callen y esperen» a que salgamos de allí…

No se si reírme o llorar y me enfada tanto, que me dan ganas de ponerme en contacto con la liga de la leche o cualquier otro grupo de lactancia, para ir a dar de mamar a ese sitio a todos nuestros niños y terminar arrancando ese cartel ridículo y discriminativo. O ir a la tele y hacerlo público, porque con decirlo no es suficiente.

¿Cuáles serán los motivos para impedir dar de comer a nuestros hijos? No lo se y no hay nada que pueda justificarlo. Escucho opiniones y sugerencias…

Por mi parte, volviendo al tema de la semana mundial de la lactancia quiero contar que Samu, mi hijo mayor, con casi 25 meses sigue tomando la  teta y es una de las cosas  mas importantes para él. Aún a su edad le sirve para alimentarse, (le da las vitaminas y nutrientes que le falta obtener de la comida, por lo poquísimo que come), dormirse, protegerle de miles de bacterias e infecciones, (pocas y contadas enfermedades se ha cogido) y de calmarse, (con su edad siempre se esta dando algún golpe o caída y viene corriendo reclamando tetita para tranquilizarse). lactancia

Es feliz de compartirla con su hermano y cada vez que llora Mateo viene a decirme que el bebé «quiere tetita»

Y para Mateo es su único alimento, su consuelo, su chupete, algo muy grande que lo hace crecer día tras día.

Todas las noches, antes de dormirnos, pongo uno en cada pecho, les digo: «mis nenes»; veo sus cabezas pegadas, sus miradas llenas de amor y a Samu cogiéndole la mano a su hermano y digo que soy feliz de poder dar la teta, de vivir y sentir este vínculo; de ser madre, de que este cuerpo tenga la capacidad de nutrirlos y de dar vida…